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viernes, 13 de abril de 2012

Homosexualidad en el cristianismo

Homosexualidad, es un tema muy discutido dentro del cristianismo, sobre todo dentro de nuestra Iglesia, la Iglesia Anglicana.


Desde mi punto de vista, no creo que la homosexualidad sea pecado, y aún menos creo que sea pecado el que un chico ame a otro chico. Quiero que piensen una cosa, ¿creen que Dios condenaría a un hijo suyo porque ese hijo suyo ama a otro hijo, aunque sea de su mismo sexo? creo que no. Uno de los fundamentos del cristianismo es el amor, amor hacia el prójimo. Sí, ya sé que existen diferentes tipos de amores (fraternal, el de amigos, el de un padre-hijo, el de pareja....)


Pero pensemos, un chico siente una atracción hacia otro chico, siente unos sentimientos que sienten de igual forma una pareja heterosexual, es una amor mutuo, una amor del uno al otro. A parte, investigaciones científicas dicen que la homosexualidad está determinada por los genes. Si está determinada por los genes, eso quiere decir que la homosexualidad está puesta por Dios, por lo que la homosexualidad también pertenecería, junto a la heterosexualidad, a la naturaleza humana.


Otro asunto que surgirá será el tema de la Santa Biblia. Bien, es cierto que en muchas partes de la Santa Biblia se condena la practica sexual homosexual. Pero también es cierto que la traducción original del griego no está bien traducida, e incluso el escrito inicial de la Biblia griega nos da un texto que no habla explicitamente de la homosexualidad.


La Biblia comenzó a escribirse hace unos cuatro mil años. El término “homosexual”, en cambio, se inventó en el S. XIX. Por ello, no hay en las versiones originales del Antiguo Testamento (hebreo) ni del Nuevo Testamento (griego), ninguna condena a los “homosexuales”, pues tal palabra no existía.




Algunas versiones modernas traducen que “los homosexuales no entrarán en el Reino de Dios” (San Pablo dixit). Pero no es eso lo que dice el texto original. En un artículo posterior veremos cómo la palabra griega arsenokoitai que algunas versiones traducen como “homosexual”, tiene un sentido diferente en el original.
A partir del siglo XI se extendió el uso de la palabra “sodomita” (de Sodoma) para referirse a los homosexuales, vinculando así el pecado de Sodoma con la homosexualidad. En las antiguas versiones de la Biblia Reina de Valera y de la del Rey Jaime, la palabra hebrea “kadesh”, que aparece en el Antiguo Testamento, es traducida como “sodomita”. La palabra kadesh (“sagrado”) se refiere a los “prostitutos sagrados”, hombres de los pueblos vecinos de Israel que ejercían la prostitución en los templos paganos. Esta práctica, “abominable” por ser idolátrica, no era una práctica homosexual, pues estos hombres, por lo general, se acostaban con mujeres, toda vez que los cultos paganos eran con frecuencia ritos de fertilidad. Al traducir “sodomita” en lugar de “prostituto sagrado”, se reforzó la idea homofóbica de que para Dios los homosexuales son “abominables”, cuando en verdad ninguno de esos textos se refería a ellos.
Sodoma: un texto clave. Uno de los textos más utilizados para juzgar, condenar y perseguir a los homosexuales, es el episodio de Sodoma. Sin embargo, un número significativo de biblistas -católicos y protestantes- sostiene que el pecado de Sodoma no tiene que ver con la homosexualidad, sino con la transgresión al principio de hospitalidad, transgresión que se da por el intento de violación masiva contra dos ángeles visitantes. Como en el caso de Sodoma, la mayoría de los textos sobre los que se fundamenta el supuesto carácter pecaminoso de la homosexualidad, lo que realmente condenan es la relación sexual no consentida, impuesta por relaciones de poder contra ángeles, hombres, mujeres y menores de edad.
No hay que olvidar que muchas practicas o tradiciones culturales que se muestran en la Biblia hoy día no se practican. ¿O a caso hoy día vendemos a nuestras hermanas?¿las mujeres se vuelven impuras en el mes de menstruación?¿lavamos la carne de la sangre que contiene?¿tenemos esclavos? 
La Biblia es la Palabra de Dios, claro que sí. Nuestro Señor nos dio personas a las que Él infundía su Espíritu Santo para que escribieran su voluntad. Pero no hay que olvidar que la Biblia es un conjunto de libros que se encontraron a lo largo de la historia, muchos textos se consideraron sagrados y otros no, les recuerdo los textos apócrifos. También hay que recordar que muchas traducciones se equivocan y que no son aceptadas. También existen palabras griegas con muchos significas, significados que pueden decir una cosa y otra.
Para comprender la voluntad de Dios es fundamental tener en cuenta la razón, la ciencia, la Biblia, la meditación y la oración, solo así sabremos qué es lo que quiere nuestro Señor.
Desde mi punto de vista, no existen argumentos para condenar la homosexualidad, tampoco para consideralo un pecado. Es más, creo que Dios quiere que sus hijos homosexuales se acepten tal y como son, porque Él los ha creado así y les ama.
Os pido por favor, que toméis esto que he escrito en cuenta. Si algún día tenéis un hijo o hija homosexual, amadle, respetadle, queredle... y sobre todo, quierelo por cómo es, no por ser homosexual o heterosexual. A Dios lo que le importa es que sus hijos estén llenos de amor para dar, que sean buenas personas, que ayuden a los demás. Esto es lo que importa. Y por favor, nunca le digáis a vuestro hijo que está enfermo o que es pecador, porque no lo es. Si hacéis eso, lo que haréis es que se deprima, y creedme, eso en una persona es lo peor que le puede suceder.
Recuerdo las palabras del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams: “Una relación sexual activa entre dos personas del mismo sexo podría reflejar el amor de Dios de una manera comparable al matrimonio”.

Jesucristo es el Buen Pastor que guía a su rebaño por el redil, nos guía por los senderos justos y nos protege. Los homosexuales también forman parte de ese redil, y su amor hacia sus respectivas parejas no hace daño a nadie, tampoco es un mal ante los ojos de Dios, ya que es AMOR.

Yo creo en la resurrección, creo que Jesucristo murió en la cruz y resucitó para salvarnos, creo en el perdón de los pecados, creo en el amor, creo en la Iglesia, creo en la Palabra de Dios, creo en el Credo Apostólico, creo en el bien a los demás y creo en Dios. Me considero cristiano por ello, y creo que no deniego de serlo por ser homosexual. Siento un amor profundo de Dios en mi corazón, siento que está junto a mí y siento que me ama. Le oro todas las noche, leo los salmos, los evangelios, me lleno de sus enseñanzas y deseo lo mejor para el resto de sus hijos y hermanos en Cristo míos. Mi conciencia me dice que no hago nada malo por amar a alguien de mi mismo sexo, y creedme, mi conciencia jamás me permite que haga algo malo, sería incapaz de hacer algo malo, ya que con nada siento arrepentimiento.

Dios santo, te quiero y te amo. Te doy gracias por amarme y por darme la vida, GRACIAS. 

Dios os bendiga.